Según el Intituto Nacional de Defensa Civil las pérdidas causadas al país en el 1997 y 1998 fueron de mil ochocientos millones de dólares, siendo los sectores más afectados: transporte, educación, vivienda, salud y agricultura.
EL FENÓMENO DEL NIÑO 1997 - 1998

El fenómeno climatológico de El Niño de este año podría ser uno de los tres más poderosos desde que se tiene registro, informó Tom DiLiberto, investigador del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Océanica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. 

El fenómeno del niño ya lo hemos vivido anteriormente en el Perú y no con muy buenos antecedentes, por sus efectos causados.

De acuerdo al Instituto Nacional de Defensa Civil las pérdidas causadas al país en el 1997 y 1998 fueron de mil ochocientos millones de dólares, siendo los sectores más afectados: transporte, educación, vivienda, salud y agricultura.

Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología SENAMHI, el Fenómeno del Niño es un cambio en el sistema océano - atmósfera que ocurre en el Océano Pacífico ecuatorial, que contribuye a cambios significativos del clima, y que concluye abarcando a la totalidad del planeta. Se conoce con el nombre de "El Niño", no solamente a la aparición de corrientes oceánicas cálidas en las costa de América, sino a la alteración del sistema global océano-atmósfera que se origina en el Océano Pacífico Ecuatorial (es decir, en una franja oceánica cercana al Ecuador).

Este año, el sector salud ha establecido en sus planes de prevención para afrontar el Fenómeno del niño especial énfasis en la prevención de la malaria, el dengue, las infecciones respiratorias agudas IRAS y las enfermedades diarreicas agudas EDAS, por supuesto, de acuerdo a la versión oficial del gobierno central se vienen activando los sistemas preventivos para afrontar riesgos de desastres a nivel nacional.

Pero, ¿cómo estamos preparados localmente para afrontar éste fenómeno? ¿Cuál es el papel de los gobiernos locales y regionales como entes tutelares de gobierno en acciones de prevención? ¿Cuál es la responsabilidad de las organizaciones e instituciones y de nosotros desde el lugar que ocupamos?

Si hacemos memoria, el Fenómeno del Niño de 1997 – 1998 en la región Cajamarca causó un fuerte impacto en la zona del valle del Jequetepeque por los desbordes del río en este sector.

El río Jequetepeque causó desbordes, inundaciones y huaycos en varias partes. ¿Realmente sabíamos qué hacer o estábamos preparados para afrontar esa situación presentada? ¿Hemos aprendido la lección? La respuesta es ¡¡no!.

Nos hemos acostumbrado a ganar el lecho del río para construir nuestras viviendas o ampliar nuestra frontera agrícola, sin importar que el río, aún en las condiciones en que lo hemos convertido:  contaminado, sucio y maloliente por sus emanaciones, el río es un organismo vivo y tarde o temprano reclama vuelve a su cauce.

Al viajar en la ruta de Cajamarca hacia la costa y viceversa, en la zona del valle Jequetepeque se puede observar detenidamente en la actualidad, que la fluidez del río no es la de antaño y prácticamente se ha perdido por la disminución de su cauce que se ha reducido al mínimo, por diferentes motivos, porque el líquido aguas arriba o en su trayecto su consumo se ha multiplicado para uso agrícola y consumo poblacional y también por diversas  afectaciones en las microcuencas que alimentan su cauce.

Viendo detenidamente, los sembríos prácticamente han copado su cauce con plantaciones frutícolas (mango) y arrosales que dominan en el paisaje.

Lo ocurrido en el 1997 – 1998, parece haber quedado en el olvido o es una situación que no queremos volver a ver. Se dice que debiéramos hacer un repaso de nuestro pasado para no volver a cometer los errores en el futuro, pero ¿lo estamos haciendo?.

Recuerdo que el fenómeno del niño de hace casi 20 años, en esta parte del país - Cajamarca, devastó campos de cultivo, se tumbó varias casas, imposibilitó el transporte, incrementó los precios de algunos productos y también dejó durante varios días sin energía eléctrica a la ciudad de Cajamarca, entre otros efectos que directa o indirectamente la población de ese entonces lo vivió.

Recuerdo que cientos de personas sufrían por llegar a su destino. Otros quedaban desconcertados al observar cómo el agua derruía y se llevaba sus viviendas o estaban imposibilitados de llegar a su destino, simplemente la ¨sudaban¨ para llegar sanos y salvos.

Pero este fenómeno no es del todo negativo. En esa oportunidad y seguro que ocurrirá en los albores del próximo año, el fenómeno del niño había cambiado con un tapiz verde las áridas, serpenteantes y escarpadas cumbres, es decir la flora se había regenerado y la fauna también.

Estamos próximos a otro evento que esperamos no sea catastrófico siempre y cuando se tomen las precauciones y se afronte con responsabilidad la Gestión del Riesgo. ¡Estamos avisados! La naturaleza es sabia y no perdona los desafíos. Agua, tierra, fuego y aire son cuatro elementos de la naturaleza a los que siempre hay que tener siempre en cuenta.

Fotos que demuestran el efecto devastador en la parte del valle Jequetepeque en el año 1998:


el incremento del caudal del  agua provoca que el río  amplie su lecho.

el rÍO CARCOME LAS  VÍAS DE TRANSPORTE IMPOSIBILITANDO EL PASO DE VEHÍCULOS.

EL RÍO EN TODA SU MAGNITUD.  EL INCREMENTO DE SU CAUDAL PROVOCÓ LA INUNDACIÓN Y DESAPARICIÓN DE TIERRAS DE CULTIVO.

CIENTOS DE PERSONAS ¨VARADAS¨ POR EL BLOQUEO DE LAS CARRETERAS SE TRANSPORTABAN A PIE CON SUS PERTENENCIAS.

SE PRODUJERON CONSTANTES DERRUMBES EN LA CARRETERA.


eL ASFALTADO TOTALMENTE DESTRUIDO SE TUVIERON QUE APERTURAR VÍAS ALTERNAS PARA LOS VEHÍCULOS.

1998: pre fenómeno del niño, el río en su caudal mínimo, se observa el incremento de la frontera agrícola.